martes, 12 de mayo de 2015

“A Phala” y el “Arco de Eros”

Este nuevo almanaque de A Phala, impreso por lulu.com, tiene como temas “la ruptura inaugural y el cuerpo/la transgresión”, del mismo modo que el de 1967 tuvo los de “la mano mágica y el andrógino primordial” y el de 2013 “la imagen explosiva y el retorno por lo salvaje”. El conjunto tiene como siempre el sello de su director, Sergio Lima (generosidad extrema por su parte es haber puesto mi nombre como codirector de la publicación, cuando mi intervención no ha ido más allá de haber sugerido algunas colaboraciones).
La “ruptura inaugural” alude, evidentemente, al tract de 1947, y es que Sergio Lima, como nosotros en esta misma página, ha advertido la importancia crucial del ensayo de António Cândido Franco Notas para a compreensão do surrealismo em Portugal, aparecido en 2012, y que venía a demoler por completo la habitual desvalorización que los medios académicos –y a veces incluso algunos del propio surrealismo– han hecho del período posterior a la guerra. Resulta excelente ver a Sergio Lima señalar los hitos que suponen un completo relanzamiento del movimiento surrealista, y que se abren con la exposición de 1947 y Rupture inaugurale, hasta llegar a la exposición “Eros” de 1959, o sea a un momento en que él propio Sergio Lima iniciaba la aventura definitiva del surrealismo en tierras brasileñas. Es este período el que él llama “Arco-do-Eros”, dada la importancia que el erotismo asume de manera firme. Algunos momentos decisivos de este “nuevo surrealismo” que toma una actitud diferente con respecto al fenómeno político mas sin nunca bajar la guardia (más bien al contrario, ya que la lucidez es mayor), son las conferencias de René Alleau, el Almanach surréaliste du demi-siècle, el ensayo de Breton “Del surrealismo en sus obras vivas”, el “Noyau de la comète” de Péret, L’art magique con su amplia encuesta, las incorporaciones de Duprey y Rodanski, los libros de Cirlot y Bellmer, la relación con Chazal, la antología de Pellegrini y la estancia parisina de Cesariny y Lisboa. En su editorial, Sergio Lima combate finalmente las dos “falacias” del surrealismo “tardío” y el surrealismo “francés”, que de vez en cuando aún siguen apareciendo en plumas (cada vez más) indocumentadas.
Un collage de Alex Januário, titulado Collage es el signo atemporal del deseo, resulta óptimo como apertura, actualizando a La Révolution Surréaliste en un bello conjunto caótico donde vemos a Toyen, a Breton y a Péret junto a imágenes eróticas y esotéricas Es la revolución surrealista no ya de 1924 sino de 2014, como pronto lo será de cien años después.
Un largo ensayo de Sergio Lima desarrolla el editorial, buscando los antecedentes de 1947 en una serie de textos bretonianos: el Discurso sobre lo poco de realidad; la exhortación de 1930 “a una ocultación profunda del surrealismo frente a la vulgarización, o incluso ya frente a los medios de propaganda y del mercado, hoy llamados medios de comunicación”; el manifiesto con Trotsky; los Prolegómenos a un tercer manifiesto del surrealismo o no; y, por supuesto, Arcane 17, obra ahora mismo homenajeada por el surrealismo en el País de Gales. Especial relieve adquieren aquí las notas sobre la mal comprendida reivindicación hermética del surrealismo, tan radicalmente antirracionalista y antirrealista (por suerte, mantenida en todo su vigor por los checos y eslovacos, sin los cuales al panorama del surrealismo actual le faltaría una nota que yo juzgo por completo esencial). Sergio Lima elige cinco publicaciones como “marcos de los cambios”, publicaciones que tuvieron para su descubrimiento de la imagen especial significación: el número 4 de la revista Médium, Les douze clefs de la philosophie en edición de Canseliet, L’érotisme de Bataille, L’anatomie de l’image de Bellmer y L’art magique. Bellas imágenes de la Érotique de l’alchimie, de Élie-Charles Flamand, son reproducidas y comentadas. Al nombrar la presencia parisina de Mário Cesariny y de António Maria Lisboa, Sergio Lima alude a Ossóptico, del segundo, y a A cidade queimada del primero. El admirable libro de Cesariny me entusiasmó tanto cuando lo compré en Lisboa en 1979 (había sido editado en el 77, con Titânia), que le hablé a Cesariny de traducirlo yo, llevándome la sorpresa de que me lo desvalorizó, no mostrándose ya interesado por él.
Siguen un buen texto de la portuguesa Maria Luisa Falcão Murta sobre Cirlot (casualmente, ella se puso hace algunos años en contacto conmigo para que le enviara una tesis que sobre la poesía de Cirlot yo había dirigido) y un artículo de 1963 de Ernesto Sampaio que presenta Antônio Cândido Franco, quien también escribe unas “Bodas alquímicas” con Sampaio y su mujer, la actriz Fernanda Alves, como protagonistas de un acto único cuyo diálogo se adecua primorosamente al paradigma esotérico de este número de A Phala. Aún reconociendo que es un buen ensayista y fue un óptimo divulgador del surrealismo en Portugal, no le tengo muchas simpatías a Ernesto Sampaio desde que, en el año 1987, leyendo el Diário de Lisboa, me topé con un lamentable artículo suyo contra “el pathos portugués”, ataque a la “filosofía de la saudade”, Camões, Pessoa, Sá-Carneiro, António Nobre y otros, aunque sin incluir al mayor saudosista de todos, Teixeira de Pascoaes, obviamente para no despertar las iras de su amigo Cesariny. O sea, cuando tenía que estar denunciando la masacre a que los siniestros hombres de acción estaban sometiendo a la tierra y al pueblo antiguo de Portugal (para más inri, como sicarios del capitalismo europeo), él prefería inscribirse en la vieja cruzada contra el fatalismo lusitano. Lo irónico del caso es que este enemigo de la saudade acabó dejándose morir de ella cuando un triste fado le arrebató a su Fernanda –a quien, por lo demás, dedicó un libro estremecedor.
Un delicioso texto antiperruno de Léo Malet (como engañar a los estúpidos perros feroces) abre un dossier sobre esta figura incomparable. Sergio Lima me hace el honor de incorporar el único capítulo, dedicado a Malet, de mi proyectado libro Los grandes refractarios, pese a que está incluido en Caleidoscopio surrealista, y le da una presentación exquisita, como si apareciera en el semanario de los años 20 Le Petit Journal Illustré. Pero hay mucho más: poemas, fotos, collages y prosas como “Fisonomía de las calles”, de 1942, en que se enumeran nombres de tiendas y cafés encabezados por “À la Promenade de Vénus”, donde se vendrían a reunir los surrealistas... veinte años después. Este dossier se cierra con el estupendo collage-homenaje de Pierre-André Sauvageot y se continúa de modo apropiado con el texto de Guy Girard “Momentos de lo maravilloso”.

André De Dienes, fotografía

Sergio Lima reflexiona sobre el cuerpo y la transgresión en un magnífico ensayo dedicado al fotógrafo húngaro André De Dienes, para mí una revelación y de quien encontramos un derroche de imágenes eróticas de una potencia asombrosa. De Dienes coincidió además con los surrealistas en la fascinación por las muñecas kachinas, incluso en los años en que las descubrieron Max Ernst y André Breton. Sergio Lima estudia cuatro de sus series fotográficas de los años 50 y 60: la de los movimientos, la de los espejos (que creo permiten una aproximación a las distorsiones de Kertész), la de los collages y la de las metamorfosis.
Rik Lina, Body
Voluptuosidad es la palabra que mejor define las posiciones y los ademanes de las hermosas mujeres que fotografía De Dienes, por lo que transitamos plácidamente a la siguiente sección, en que aforismos de Malcom de Chazal, el gran teórico de la voluptuosidad, acompañan soberbios dibujos y collages de Rik Lina, en total 17 “efigies de orgasmo”, incluido un dibujo-frottage y un Homenaje a Bellmer.
Renzo Margonari, otro de los artistas indesplazables del surrealismo, dialoga, con sus cuatro Mariposas camufladas de flor (acuarela y lápiz), con las cuatro Mariposas de carne (lápiz, carbón, pastel seco, tinta china) de Leandro Santos, miembro del grupo surrealista brasileño. Siguen unas “anamorfosis” de dos nombres para mí nuevos: Paulo Gaspar Ferreira y Antonella Gandini, la segunda, italiana, presentada y entrevistada, y el primero participante en la exposición brasileña del libro-objeto y el no-libro. Estas asociaciones tan del gusto de Sergio Lima, prosiguen con un trío de fotógrafos: Javier Gálvez, Günther Blum y Francis Tondeur, cuyas imágenes son respectivamente tituladas “Fotos prohibidas”, “Unpublished” y “Homo erectus”.
Este primer tomo –aún no he visto el segundo– concluye con un dossier dedicado a la exposición de Montreal “La caza al objeto del deseo”, con fotos que no conocíamos y que dan buena idea de tan importante evento surrealista.
El único si no que hay que hacerle a A Phala es el de que tal suntuosidad de contenido y la concepción incluso genial de Sergio Lima, no se vean correspondidos por el acabado editorial. Hay aquí aún más erratas que en el número anterior, como si faltara una revisión elemental, y ello se agrava en los propios textos del director, cuya lectura se ve entorpecida con tantos fallos. Por otra parte, el gusto de Sergio Lima por continuar las páginas pares en las impares le juega malas pasadas, ya que eso está muy bonito en un pdf, pero queda frecuentemente mal en una revista de más de 300 páginas. (Invención maligna esta de los pdfs, ya que además dificultan o impiden la entrada en ellos y prodigan fácilmente los errores, haciendo añorar los buenos viejos tiempos de las primeras y segundas galeradas.)
Próximamente abordaremos el segundo tomo de este fabuloso número, lleno también de jugosas contribuciones.