miércoles, 17 de diciembre de 2014

“Infosurr”, n. 111


Al fin Infosurr vuelve a situarse en su año, ya que este número pertenece a los dos primeros meses de 2014. Un gran esfuerzo ha hecho Richard Walter para ganar terreno, sin merma de la riqueza informativa.
Dos figuras poco conocidas y recientemente desaparecidas son aquí iluminadas. La primera es Elie Delamarre-Deboutteville (1947-2013), uno de cuyos primeros poemas fue publicado en el n. 6 de L’Archibras (1968). Al socaire del mayo del 68, siguió caminos libertarios y próximos al surrealismo, aunque sin reaparecer en el Bulletin de Liaison Surréaliste. La nota de Bruno Duval nos dice que participó en Point d’être, “revista un tanto disidente en relación al grupo surrealista, publicada bajo la invocación misticizante de Antonin Artaud por los émulos de Stanislas Rodanski, reunidos bajo la égida de Michel Fardoulis-Lagrange, amigo muy discreto de Georges Bataille”. En las ediciones de la revista publicó Face à peu de temps en 1983 y Poèmes pour un dieu égaré sur terre en 1986. Autoras de miles de poemas y de incontables dibujos, su figura es abordada en el n. 23 de la revista parisina Empreintes.
En segundo lugar, Heribert Becker habla de Maximilian Barck (1962-2013), quien fundó en 1985, en Berlín oriental, con toda audacia pues, una asociación de artistas y escritores independientes llamada Maldoror, luego convertida en Herzattacke (Crisis Cardiaca), con su revista homónima, aún existente con dirección de su hijo, y cada uno de sus números abriéndose con una cita de Los cantos de Maldoror. Herzattacke es una revista gruesa y lujosa, con cinco números anuales, tirada de 95 ejemplares y una veintena de obras gráficas originales firmadas por cada autor. En ella ha aparecido una enorme cantidad de traducciones alemanas de textos surrealistas, sobre todo franceses. Barck también fundó en 1989 las ediciones Maldoror, con muchos libros en ediciones para bibliófilos. Fue por tanto un extraordinario difusor del surrealismo en Berlín durante las últimas décadas.
Heribert Becker comenta también el libro Nadja revisited, de Rita Bischof, nombre que a mí me sonaba de algo, y que no vino a ser algo bueno: en efecto, al final del estudio que Karl Srp dedica a Toyen en su enorme monografía, se apoyaba en ella para meter el típico enfoque feminista. A pesar de que sus parafraseos de ella son inquietantes, le concedo (a duras penas) el beneficio de la duda a esta especialista en Bataille, por recomendar su libro Heribert Becker. Dado que está en alemán, nunca sabré si ese beneficio está justificado, y lástima me da no haber nunca obtenido un artículo de Annie Le Brun en que criticaba con aspereza la obra de Srp, por si decía algo de paso sobre Rita Bischof.
Michel Remy informa de una reedición, en Dark Window Press, de Inrock, la novela de Desmond Morris que transcurre dentro de un megalito viviente, publicada en 1983. Guy Ducornet reseña el catálogo de la Maison de Victor Hugo La cime du rêve. Les surréalistes et Victor Hugo, ya tratado aquí, como hicimos también con el catálogo de la retrospectiva de Meret Oppenheim, que reseña extensamente Gérard Durozoi. Durozoi coincide en lo esencial con lo que entonces dijimos: “El efecto principal del dispositivo adoptado ha consistido en pretender hacer de Meret Oppenheim una artista aparentemente mucho menos concernida por el surrealismo de lo que se dice habitualmente –¡sugestión inmediatamente denunciada por las propias obras!” Lo más divertido, para sumar a algunas bajezas e imposturas que yo apunté en su día es cuando comenta la recepción del catálogo:
“Ciertos «especialistas» no han perdido la ocasión de reavivar las acusaciones de misoginia hechas contra Breton y sus cercanos. Esta vez, el pompón puede ser atribuido a Stéphane Corréard, «coleccionista, galerista, periodista, crítico de arte, experto y comisario de exposición» [¡vaya ridículum!]. No se puede resistir al placer de citar algunas líneas de su artículo: «Claude Cahun, Leonora Carrington, Leonor Fini, Valentine Hugo, Frida Kahlo, Toyen, Unica Zürn y Meret Oppenheim: el surrealismo habría tenido sin duda otro rostro si ellas hubieran ocupado un lugar a la altura de su talento. En el lienzo manifiesto Au rendez-vous des amis, Max Ernst ni se tomó el trabajo de representar a ninguna de ellas» –lástima que el lienzo sea de 1922: Carrington tiene 5 años, Kahlo quince, Zürn seis, Oppenheim nueve, Fini catorce, Toyen descubre París en 1925, Hugo solo interviene en el grupo a partir de 1928 y Cahun a partir de 1933...” Pero el artículo de Gérard Durozoi, aunque más diplomático que yo con farsantes como este, merece leerse en su integridad.
Una nota sin firma se dedica a la traducción inglesa de la antología sobre el surrealismo británico de Michel Remy, en la que se alude al grupo Slag sin que se sepa ni lo que significan sus siglas, cuando este grupo es bien conocido desde hace algunos años, y se ha convertido en uno de los más activos del surrealismo, con nombres –Merl Fluin, Josie Malinowski, Patrick Hourihan– que ya se han individualizado y que hasta han sido nombrados en Infosurr