miércoles, 22 de octubre de 2014

"L’impromptu" cierra su ciclo

L’impromptu, boletín del umbo, cierra con su número 14 un ciclo abierto en 2011 y que hemos seguido con mucha atención. Aparte los textos e imágenes que incluía, aportaba mucha información de la poca actualidad de interés que hay, y sin ceñirse al ámbito francés. Con posterioridad a la ruptura del grupo parisino en 1969, ha habido, en París pero también en provincias, un verdadero laberinto de pequeñas publicaciones, desde las de carácter casi confidencial hasta las saludablemente agresivas (como las muchas de Jimmy Gladiator), que, sin reclamarse necesariamente del surrealismo, han sabido mantener el espíritu del surrealismo: L’impromptu ha sido una de ellas.
Su responsable, Jean-Pierre Paraggio, instalado en Tolosa, mantiene la hoja soapbox y abre ahora un nuevo sitio:
Como Hans-Peter Paragem, hace la despedida, donde agradece a “los que lanzan sus imágenes sobre el vacío y reinventan cada día la Piedra Negra”, así como a los “curiosos” que han seguido el boletín, aunque el verdadero agradecimiento quien se lo merece es él, que ha sabido aglutinar todas estas fuerzas de la poesía. En este número de 40 páginas, esos nombres son más que nunca. Imágenes hay de Philippe Lemaire (dos collages), Claude Barrère (una tinta y un dibujo), Josée Leybaert (con sus dibujos de teléfono, modalidad automática que Bernar Sancha presentaba en La chasse à l’objet du désir), Guy Girard (con La liebre de Paracelso), Susana Wald y Ludwig Zeller (con una colaboración extraída de Espejismo), Claude Ballaré (con un collage de arte postal), Marcel Miracle (dibujos) y el propio Paraggio (con la foto de un dibujo anónimo sobre una pared de Tolosa, en la que ha irrumpido un ciervo, pudiendo decirse que este es el número de los ciervos, ya que otro, de perfil, aparece en uno de los collages de Lemaire).

Textos hay de Elaine Woo, Wanda John (un poema “en protesta contra la destrucción de toda la naturaleza en Alberta, Columbia Británica”), Raúl Henao, Olivier Hervy, Guy Cabanel (un poema de Poèmes du départ y otro de Sous l’œil du chaman, cuadernos inéditos), Laurent Albarracin, Louis-François Delisse, Pierre Peuchmaurd (notas y aforismos de Fatigues, de las que traduzco esta: “En Tolosa, la avenida de la Gloria, paralela a la avenida del Cementerio. En Cahors, la calle André Breton prolongada por la alameda de los Suspiros”), Julien Starck, Jean-François Rousseau, Jean-Raphaël Prieto, Alain Roussel, Gilles Montagné (unas divertidas “poesías criminales” hechas a partir de novelas policiacas contemporáneas, la primera merecedora de incluirse en una antología de humor macabro), Isabelle Dalbe (una prosa dedicada a Aimé Césaire), Pascal Ulrich (quien también ha hecho la portada) y Daniel Giraud (con un epígrafe en que cita los versos robertjohnsianos de “Love in vain”), Régis Gayraud, Jorge Dipré, Ghislain Mirkos.
El capítulo bibliomaniaco registra muchas publicaciones ya citadas aquí, por lo que señalo solo tres que me son nuevas y llamativas: de Alain Roussel, Ainsi vais-je par le dédale des jours; de Jehan Van Langhenhoven, Du surréalisme raconté à Mamadou Slang et sa bande au Rendez-vous des Amis; y el n. 27 de Le Pique-feu de Jean-Claude Biraben.
En la serie adjunta al umbo Passage du sud-ouest, han aparecido la segunda parte de Revue de Olivier Hervy (el cazador de paradojas), con frontispicio de Susana Wald y Ludwig Zeller, y de Roberto San Geroteo Le feu fait son travail, con frontispicio de Roland Giguère. Leía del primero esta nota: “Si la fanfarria se desplaza es por saber que nadie se tomará el esfuerzo de venir a escucharla”, cuando pasó por mi calle la fanfarria de la fiesta del barrio, lo cual solo ocurre una vez al año durante unos pocos minutos.