miércoles, 27 de junio de 2012

Encuentros con Granell


Tienen lugar este verano en Santiago de Compostela un conjunto de eventos motivados por el centenario de Eugenio F. Granell. El deslumbrante arte de este entrañable surrealista podrá en gloria apagar algunos días la lobreguez de esa ciudad rodeada de una vasta muralla de cemento y capital de la más aguerrida Cristiandad. Claro que quienes acudan sanamente a esta verdadera fiesta del color y la imaginación, habrán de mezclarse con los tarados que peregrinan, por esos caminos antaño hermosos y hoy llenos de autopistas, parques eólicos y otros horrores, a rendirle pleitesía al siniestro Santiago Matamoros.
La más sugestiva exposición parece ser la titulada “El encuentro en la poética de Eugenio Granell”. En la ocasión en que quise escribir un artículo sobre los estupendos títulos de las obras de Granell, enumeré muchos de los que llevan la palabra, mágicamente surrealista, “encuentro”. Que se trata de una constante en Granell lo muestra que las fechas de esas piezas van de 1946 a 1984 (¡cinco décadas de encuentros maravillosos!):
“El encuentro original del indio y el caballo”, “Encuentro del indio con su máscara”, “Encuentro de Herodes y Salomé”, “El encuentro de la serranilla con el Marqués de Santillana”, “El encuentro de Jules Laforgue con la reina de Alemania”, “Encuentro de la zanahoria y el insecto”, “Encuentro del insecto con la brizna de paja”, “Encuentro de la mano con la muela del juicio”, “Encuentro del ciclista con el chapulín”, “Encuentro de la hoja con el mito de la rueda”, “Encuentro de la hoja con el mito de las alas”, “Encuentro del toro y el centauro”, “Encuentro del centauro con el caminante”, “Encuentro de la patata con el aire”, “Encuentro de la piedra con la nube”, “Encuentro de la dama y el león”, “El encuentro del amor con la joven sevillana”, “El encuentro solemne de Istar con Príapo el joven”, “El encuentro profundo de los dioses del mar”, “Encuentro en la mar”, “Memoria de un encuentro”, “Encuentro en la calle”, “Encuentro zoológico”, “Felicísimo encuentro”, “Ceremonia del encuentro del poeta y la Poesía”.
El que he elegido para ilustrar esta nota es “El encuentro de Jules Laforgue con la reina de Alemania”, de 1983. A Granell debió resultarle gracioso aquel trabajo que tuvo el poeta simbolista durante algunos años: leerle a la anciana emperatriz Augusta de Alemania artículos en francés, saltándose todos aquellos pasajes aburridos o no adecuados a tan elevada persona. “El cuadro –comenta Patricio Bulnes– era la emperatriz en el centro, el poeta convertido en lector al frente y, haciendo abanico, las damas de compañía dedicadas a sus labores”. El de Granell se limita al primer encuentro entre ambos.
Laforgue era uno de los escritores favoritos de uno de los grandes amigos de Granell, Marcel Duchamp. A Duchamp le entusiasmaban las “Moralidades legendarias”, hizo un dibujo a partir del poema “Mediocridad” (dibujo que poseía André Breton) y proyectó ilustrar la “Imitación de Nuestra Señora la Luna”. Curiosamente, este largo poema lo acabaría ilustrando, con seis aguafuertes, Camille Bryen, resultando de ahí un precioso libro, ya de 1974. Y por hablar de Granell, Duchamp y los encuentros, recordemos uno de los grandes cuadros del primero: El Rey y la Reina buscan a Marcel Duchamp, de 1957. Aquí Granell nos retrataba lo que estaba antes del encuentro, un encuentro en ese caso planificado, y no azaroso, como todos los demás.

Aparte “El encuentro en la poética de Eugenio Granell”, pueden verse este mes en Santiago otras cuatro exposiciones: “La colección étnica de Eugenio Granell”, “Eugenio Granell en el paraíso centroamericano. 1940-1956”, “El espejo del pintor. Eugenio Granell en las colecciones institucionales gallegas” y “El surrealismo hoy”, esta última recordándonos que la Fundación Granell nunca ha dejado, admirablemente, de considerar la vigencia de la aventura surrealista. La primera permitirá sin duda disfrutar algunas muñecas kachina, que coleccionaron también André Breton, Marcel Duchamp, Max Ernst, Robert Lebel, Roberto Matta, Jorge Camacho, Enrico Donati, Jean Benoît... Aquí tenemos el Sol hopi de la colección Granell, en madera pintada, plumas y cuero. Sobre estos espíritus de las fuerzas invisibles de la vida, que para los surrealistas reducen a pacotilla los mitos clásicos, recordemos que existe en castellano un bellísimo catálogo de 1998, titulado Kachina. Muñecas rituales indias, donde se traduce el precioso texto de Jorge Camacho “Los espíritus de la vida”, publicado seis años antes en París.